Eduardo Salazar Gallegos
Y finalmente lo logró. ¿Alguien lo dudaba? Kelly Slater, el mejor surfista de todos los tiempos, obtuvo en Puerto Rico su décima corona mundial el pasado noviembre. Diez campeonatos...se dice pronto. Ha sido el surfista más joven y el más veterano en obtener un campeonato del mundo. Ha ganado más torneos que nadie en la historia del surf. Y aun así tuvo el gesto de dedicarle -en el momento más glorioso de su carrera- el décimo título al rival más enconado que tuvo jamás, el fallecido Andy Irons.
El jueves pasado se celebró la ceremonia de premiación de la Asociación de Surfistas Profesionales (ASP, por sus siglas en inglés). En su discurso de agradecimiento, Slater se quebró y dedicó su premio a Irons, muerto en circunstancias que no se han aclarado mientras dormía en un hotel de Dallas (EE.UU.), pocos días después de retirarse del torneo de Puerto Rico donde Slater se coronó por décima vez.
Slater ha declarado antes -y el jueves lo hizo de nuevo- que no habría llegado donde está sin la motivación que le supuso siempre tener a tan bravo competidor respirándole tras la oreja. Andy Irons fue campeón mundial tres veces consecutivas (2002-2004), y la rivalidad que sostuvieron dentro y fuera del agua llenó las páginas de las revistas especializadas, así como la tardía amistad que compartieron en los últimos años.
Slater ha declarado antes -y el jueves lo hizo de nuevo- que no habría llegado donde está sin la motivación que le supuso siempre tener a tan bravo competidor respirándole tras la oreja. Andy Irons fue campeón mundial tres veces consecutivas (2002-2004), y la rivalidad que sostuvieron dentro y fuera del agua llenó las páginas de las revistas especializadas, así como la tardía amistad que compartieron en los últimos años.
Kelly Slater es un gran campeón. Su profesionalismo y calidad humana ha ayudado a extender la popularidad de este querido deporte. Desde aquí, un modesto y anónimo homenaje.